La fiesta de les fallas, que se celebra en sesenta y tres pueblos de los Pirineos y Pre-Pirineos (34 de Francia, 17 de Cataluña, 9 de Aragón y 3 de Andorra) ha sido declarada como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Con el título, "Las fiestas del fuego del solsticio de verano en los Pirineos: "Falles, Haros i Brandons" esta tradición pasa a ser reconocida a nivel mundial.
En el mundo rural las fiestas populares están íntimamente ligadas a los ciclos agrarios y solares. Encender fuego, símbolo del sol, y bajarlo de la montaña al pueblo sirve para purificar los campos y los bosques, y también para purificar la población y preservarla de los malos espíritus.
Dicen que las tradiciones sólo se mantienen vivas si se celebran año tras año la misma gente del territorio como un echo propio y no simplemente como una herencia del pasado. La fiesta de las Fallas ha sido desde tiempos remotos una tradición arraigada en los pueblos de la Vall de Boí.
Cada año, anteriormente con el inicio del solsticio de verano, actualmente coincidiendo con la fiesta mayor, los pueblos de la Vall de Boí corren las fallas.
Una fiesta relacionada con el culto al sol, dando gracias a los dioses por las cosechas recibidas y ahuyentando a los malos espíritus.